Días perfectos, un film impresionista

Días perfectos, un film impresionista

Edgar Cherubini Lecuna

Las sociedades contemporáneas están pobladas de seres invisibles, son aquellos que están detrás del funcionamiento de las cosas y que hacen posible que nos insertemos en la dinámica social, ya sea la movilidad, el trabajo o el esparcimiento. Nunca vemos al conductor del metro o al operador de una central hidroeléctrica que nos proporciona luz en casa o el operario del acueducto o del proyeccionista en el cine. Algunos otros oficios son considerados como de baja categoría, como por ejemplo los empleados de limpieza de los baños o aseos públicos. Win Wenders escoge como personaje de su historia “Días perfectos” (Perfect Days), a Hirayama, encarnado magistralmente en el actor japonés Koji Yakusho, un empleado de la municipalidad de Tokio encargado de limpiar inodoros. Nos hace acompañarlo en su rutina diaria, en la que observamos cómo cumple su trabajo a niveles de excelencia en los detalles, cuando limpia un inodoro o los grifos de un lavabo, hasta dejarlos relucientes. Es un perfeccionista. Se comporta en silencio, no conversa con nadie, es un hombre digno. De noche, lee “Las palmeras salvajes” de William Faulkner. Esto último no se si es una clave que nos brinda Wenders, porque una de las dos historias en la descarnada novela de Faulkner, narra los momentos de un hombre que encuentra el amor y huye de él.

Esa disciplina estricta que lleva a Hirayama a acometer sus funciones a la perfección se basa en una rutina que comienza con el despertar en su pequeña vivienda, plegar el tatami, salir de su casa y observar cada nuevo día con una sonrisa. Al mediodía almuerza en los bancos de un frondoso parque, lo vemos concentrado en tomar fotografías del entretejido de ramas y hojas de la copa de los árboles con una vieja cámara instamatic, es allí donde comenzamos a descubrir el secreto del propósito que lo anima e ilumina, su rostro refleja éxtasis cuando observa el Komorebi. Ésta es una palabra japonesa que se compone de tres caracteres, o kanji: ko que significa árbol, more que significa escapar de, y bi que significa sol; la expresión significa: “La luz del sol filtrándose a través de las hojas”.

Para la espiritualidad japonesa, el concepto de komorebi exhorta a encontrar en los detalles del juego de los haces de luz que se filtran entre las copas de los árboles y el hipnótico cinetismo que produce el movimiento de las hojas, el regocijo de la vida y la belleza esplendorosa que se enuncia allí en instantes, en tiempo presente. Hirayama colecciona cientos de fotografías que ha capturado del Komorebi, contemplándolas con recogimiento cada noche antes de acostarse. Si el impresionismo está caracterizado por el intento de plasmar la luz y la impresión visual de un instante, pintar el momento de luz más allá de las formas, este último film de Wanders podríamos catalogarlo de impresionista.

Las relaciones que acontecen en su rutina diaria, la del lenguaraz joven ayudante, la encantadora encargada del bar a donde, de vez en cuando, va escasos minutos para escucharla cantar, el juego infantil con un desconocido a pisar sus propias sombras, el encuentro con su sobrina o con su hermana que sugieren un drama latente por errores del pasado, son peripecias que sortea con un afecto escondido en lo profundo de su corazón. No sabemos si su mutismo es timidez, depresión o iluminación. Hirayama es un hombre que vive de instante a instante el presente. Como bien lo expresa el crítico de cine Ernesto Diez Martinez, “La rutina para Hirayama no es el preludio de la muerte ni de la autodestrucción, sino el asombro hacia la vida, que puede ser efímera, pero también no deja de ser constante”. (Letras Libres, 15/02/2024)

Para no ser spoiler en relación con el final de la historia, solo digo que el close-up en toma continua de ese rostro mientras escucha “Feeling Good” de Nina Simone: “Birds flying high, you know how I feel/ Sun in the sky, you know how I feel/ Breeze driftin’ on by, you know how I feel/ It’s a new dawn/ It’s a new day/ It’s a new life for me”, resume el concepto del film. Su rostro expresa lo que cada día podemos sentir en nuestras implacables rutinas personales: tristeza, alegría, esperanza, en ese orden, a la inversa o en forma aleatoria, en cada nuevo día a pesar de ser días perfectos.

edgar.cherubini@gmail.com

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Carlos Cruz-Diez. El color en movimiento

En el Centre Pompidou Málaga, España

Carlos Cruz-Diez. El color en movimiento

Edgar Cherubini Lecuna

El Centre Pompidou Málaga, exhibe una importante selección de obras de Carlos Cruz-Diez, perteneciente a la colección del Centre Pompidou París, que van desde un proyecto iniciático para un mural exterior, concebido en 1954, hasta una de sus últimas obras, el Labyrinthe de Transchromie B (1965-2018). La exposición Carlos Cruz-Diez. El color en movimiento estará abierta al público a partir del 21 de marzo de 2024. Un significativo homenaje a Carlos Cruz-Diez en su centenario.

En las obras de Carlos Cruz-Diez (1923-2019), el color posee un valor intrínseco que le permite afirmarse a sí mismo mediante sus comportamientos y ambivalencias. Como bien lo afirmaba el artista: “En todas mis obras, demuestro que el color, al interactuar con el observador, se convierte en una realidad autónoma y evolutiva, capaz de invadir el espacio sin anécdotas, desprovisto de símbolos, sin tiempo ni ayuda de la forma y aún, sin ningún soporte”. Sus obras no solo se observan con los ojos, sino también con el cuerpo, ya que al desplazarnos hacemos que surjan nuevas gamas de color, otorgándole al espacio y al tiempo funciones inéditas. El concepto o punto de partida de la obra de Cruz-Diez es el carácter sustantivo del color, demostrando en todas sus obras que el color, al interactuar con el observador, se convierte en una realidad autónoma y evolutiva, capaz de invadir el espacio sin anécdotas, desprovisto de símbolos, en tiempo presente

Carlos Cruz-Diez, Couleur additive 46, 1973. © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais – © Bertrand Prévost © Carlos Cruz-Diez / Bridgeman Images 2024.

En 1955, durante su primer viaje a París, Cruz-Diez visita la exposición Le Mouvement, concebida por la notable galerista Denise René, junto a Victor Vasarely y Pontus Hulten, al agrupar a los artistas que deseaban sacudirse de los estándares tradicionales del arte y hurgar en las teorías científicas en boga, adoptar las tecnologías del momento y experimentar con nuevos materiales novedosas propuestas participativas. Esto propició la génesis y ebullición del arte cinético en Europa, marcando un momento clave en la historia del arte contemporáneo al impulsar una nueva dialéctica entre el espectador y las obras. Cruz-Diez se identifica con esa innovadora visión del arte y en 1960, decide establecerse en París, ansioso por continuar desarrollando las investigaciones cromáticas y participativas que venía realizando en Caracas desde 1954 y mostrarle al mundo sus hallazgos sobre el fenómeno cromático, por eso, inscribe su preocupación plástica en un enfoque estético más abarcador que le brindaba el Cinetismo. Sobre eso escribió: “Por primera vez en la historia del arte, el espacio y el tiempo reales, son instrumentos fundamentales de la creación de la obra y requieren de la activación del que las contempla”

Ya establecido en París en 1960, su rigor y disciplina lo llevaron a afirmar: “Practico la disciplina del investigador y del experimentador, porque los “soportes” que he logrado estructurar son fuente de sorpresas y de imponderables. Pongo en juego trampas de luz que capturan, fijan y evidencian el comportamiento del color. En mis obras nada está hecho al azar, Todo está previsto, programado y codificado. La libertad y lo afectivo solo cuentan a la hora de elegir y combinar los colores, tarea a la que impongo una única restricción: ser eficaz en lo que quiero decir”, a lo que añadía: “Yo no me inspiro, reflexiono”. [1]

Carlos Cruz-Diez, Proyecto para un mural exterior, 1954. © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais – © Philippe Migeat © Carlos Cruz-Diez / Bridgeman Images 2024.

Carlos Cruz-Diez. El color en movimiento brinda la magnífica oportunidad al visitante de recrearse en sus hallazgos relacionados con el fenómeno cromático. Entre las obras representativas de sus ocho investigaciones, destacan el Proyecto para un mural exterior (1954), Ritmos móviles para un muro (1955), varias obras correspondientes a Addition Chromatique, Transchromie mécanique aléatoire, , Chromointerférence, Chromointerférence mécanique, Physichromies, Labyrinthe de transchromie, Douche d’induction chromatique, Couleur additive, Induction chromatique, Chromosaturation y el Projet pour l’animation d’une interstation du métro parisien : lecture discontinue d’une ligne (1973 – 1984).En una de las salas, el visitante podrá interactuar con la obra Chromoscope, investigación iniciada por Cruz-Diez en 1967. Se trata de un visor portable que permite al observador transfigurar el paisaje nocturno de las grandes ciudades. Mediante la interferencia de colores intensos con la luz del ambiente se desmaterializan calles, edificios, objetos y personas.

Carlos Cruz-Diez, Labyrinthe de transchromie B 1969 – 2017. Exposition « Suspension. Une histoire aérienne de la sculpture abstraite. 1918-2018 », Palais d’Iéna, París, 2018. © Carlos Cruz-Diez / Bridgeman Images 2024.

En el catálogo, Michel Gauthier, curador de la exposición, expresa que Cruz-Diez entra en la modernidad en 1954 con sus murales participativos. “Sus primeras investigaciones artísticas se caracterizan por la voluntad de inscribir el arte en el espacio social. En este sentido, el proyecto prefigura las Physichromies que, nacidas cinco años después, situarían el color en el centro de sus investigaciones”. La Physichromie o la Transchromie se experimentan a través del desplazamiento del espectador, por lo que Gauthier las compara con partituras, que dan pie a que cada espectador las interprete de manera diferente, transformando las formas y los colores. Es imposible que dos personas interpreten exactamente igual una Physichromie, lo mismo sucede con el recorrido del Labyrinthe de Transchromie. “Esta presentidad continua y plena de una obra de arte cuya existencia presuponga ser mirada y, en cierto sentido, interpretada, aunque solo sea por el ojo; y si hay una obra que solo existe a través de la mirada, o mejor dicho las miradas sucesivas, que de ella se hacen, es la de Cruz-Diez”, afirma el curador.

Carlos Cruz-Diez, París 2017 Ó Atelier Cruz-Diez Paris / Fotografía Lisa Preud’homme © Carlos Cruz-Diez / Bridgeman Images 2024.
Carlos Cruz-Diez, Induction chromatique 1972. © Carlos Cruz-Diez / Bridgeman Images
2024.

“La obra de Cruz-Diez, nace de una doble inquietud: la epifanía cromática y la inscripción social del arte. Estas dos dimensiones, la excitación del nervio óptico y el progresismo político, se vinculan a un nivel sin duda aún más profundo. El hecho de que en la zona de encuentro de dos planos de distintos colores aparezca una línea virtual de un tercer color es un fenómeno retiniano independiente de cualquier saber y cultura. El amarillo que se genera en el ojo de todas y todos, y en todos los climas, cuando se acerca el blanco al azul y el negro, o el verde percibido de manera universal por el ojo que ha estado bañado cierto tiempo en el rojo: en esas cromofanías es donde reside, lejos de simbolismos y codificaciones, la política del color según Cruz-Diez”, expresa Gauthier.

El Centre Pompidou Málaga, inaugurado en 2015, es una sede del Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou de Francia y es la primera sede del Centre Pompidou París en el exterior en la ciudad española de Málaga. Su director José María Luna Aguilar y su equipo museístico junto al ​Atelier Cruz-Diez Paris, dirigido por Carlos Cruz-Diez Jr., hicieron posible esta notable exposición.

Exposición: Carlos Cruz-Diez. El color en movimiento Carlos Cruz-Diez. Colour in Motion
Carlos Cruz-Diez. La couleur en mouvement 

Centre Pompidou Málaga / 21 marzo – 29 septiembre 2024.

Dirección: Muelle Uno. Pje. del Dr. Carrillo Casaux, s/n, Distrito Centro, 29016 Málaga, España.


[1] Carlos Cruz-Diez, Reflexiones sobre el color, Fundación Juan March, España, 2009.

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Despotismo, martirio y sacrificio

Funerales de Navalny en Moscú ©Ansa

El individuo, sus valores y las leyes del corazón están por encima de cualquier ley impuesta arbitrariamente por un tirano.

Despotismo, martirio y sacrificio

Edgar Cherubini Lecuna

La palabra mártir proviene del griego μάρτυς y significa “testigo”. Un mártir es una persona que sufre persecución y muerte por defender una causa religiosa o política, por lo que con su sufrimiento o muerte da “testimonio” de sus convicciones. Orígenes Adamantius (c. 184-253), ​considerado uno de los padres de la iglesia, que fue perseguido y torturado, en su libro Exhortacion al martirio, expresa que “el martirio es acción salvadora por el mundo”.

Hegel se refiere a estos hombres y mujeres capaces de sacrificarse por sus valores como “espíritus lucidos en sí mismos, espíritus íntegros”. “El auténtico acto de autorrealización equivale a la sustancia ética o moralidad como acto sustantivo”. La Moral (de la raíz Mori: costumbre) tiene que ver con el conjunto de valores, comportamientos y normas que socialmente aceptamos como válidos en nuestra sociedad, en nuestra cultura, en nuestra civilización. Ética, es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y por qué decidimos actuar en consecuencia.

La filósofa y psicoanalista Anne Dufourmantelle, en su ensayo Le sacrifice est-il encore possible? (Philosophie Magazine No 58), explora el tema del sacrificio refiriéndose a la heroína griega Antígona, considerando su actuación vigente en nuestros días: “Una sociedad que no está en condiciones de soportar el sacrificio es una sociedad pervertida. Esta verdad escandalosa es sólo una manera de decir que, sin la posibilidad de sacrificio, ya sea en forma de un acto heroico o de una resistencia diaria, inevitablemente se dibuja un horizonte totalitario y de clausura. El sacrificio crea el «acontecimiento», divide el tiempo psíquico, humano e histórico en dos, definiendo un antes y un después. El sacrificio inaugura un nuevo tiempo, realiza una ruptura y es, en esencia, una insubordinación radical, otorgando una magnitud superior al sujeto que lo realiza, ya que su acto, su sacrificio abre el acceso a una dimensión humana. Por eso, el sacrificio amenaza el orden social, ya que es un acto totalmente subversivo como lo atestiguan figuras míticas, especialmente femeninas, como Antígona”.

Antígona es el tema de una de las más notables y controversiales tragedias de Sófocles. La trama comienza con Eteocles, a quien le correspondía alternar la conducción de Tebas con su hermano Polinice, pero se aferra al poder despojándolo de su derecho, lo que provoca el alzamiento de Polinice, quien marcha hacia la ciudad encabezando una rebelión. Los dos hermanos entran en combate y se dan muerte el uno al otro. El tirano Creonte toma el poder de la ciudad, ordenando que se abandone el cuerpo de Polinice frente a los muros de Tebas, para que sea pasto de las fieras. Nuestra heroína desobedece el edicto del mandatario y le da sepultura a su hermano, lo que hace desatar la furia del tirano, disponiendo que fuera enterrada viva en una cueva.

Antígona, cuya historia está encarnada en muchas mujeres del presente, actúa según los dictados de su conciencia, obedeciendo al mandato de esos valores que no están plasmados en las leyes, sino en el corazón de cada individuo: “Desobedezco tus leyes y edictos, porque yo obedezco a otras leyes no escritas e inalterables, leyes eternas, que no son de hoy ni de ayer. ¿Es que acaso crees que voy a violar esas leyes divinas por miedo a una voluntad humana?”. La obra concluye con el sacrificio de Antígona.

Cuando Antígona se rebela y defiende sus valores obedeciendo su ética personal, ejerce su libertad, aun a riesgo de sacrificar su vida. Antígona contraría la idea establecida en la sociedad, de que el guion de nuestras vidas ya ha sido trazado por el destino, rebelándose no solo contra las leyes humanas impuestas por Creonte sino contra el terrible destino de sumisión al tirano que el pueblo de Tebas aceptaba sin protestar. De allí, que Steiner exprese que su interés en Antígona es el de preguntarse el por qué esta tragedia “continúa dominando y dando forma vital a nuestro sentido del yo y del mundo. ¿Por qué las Antígonas son verdaderamente eternas y siguen tan cercanas a nosotros en nuestro presente?”. El poeta Hofmannsthal da la respuesta: “¡Esta radiante criatura no pertenece a ninguna época! Venció una vez y continúa venciendo”. Las Antígonas del presente, encarnan la lucha por los valores humanos, por la democracia y la libertad.

Alexéi Navalny (1976-2024), líder de la oposición rusa, debido a sus denuncias sobre la corrupción del régimen y su lucha por la democracia, se suma a la legión de mártires del despotismo del siglo XXI, que adquiere diversas formas de opresión en los pueblos sojuzgados por regímenes totalitarios o despóticos como los de Rusia, Cuba, Venezuela y Nicaragua, por mencionar algunos. Después del asesinato de Navalny, Putin ordenó que no se entregara el cuerpo del mártir, pero su madre, Lyudmila Navalnaya, de 69 años, se trasladó al Gulag donde lo asesinaron, enfrentándose con un coraje inaudito a esa maquinaria despótica logrando darle sepultura en Moscú junto a miles de arriesgados seguidores del líder democrático. Navalnaya se convierte así en otra Antígona del presente.

Antígona es el símbolo de la rebeldía de la mujer enfrentada a la aplastante maquinaria del Estado. Simboliza el ideal de virtud y nobleza, recordándonos que el individuo, sus valores y las leyes del corazón están por encima de cualquier ley impuesta arbitrariamente por un tirano.

Deseo transmitir mi especial admiración y orgullo por las mujeres que se enfrentan a la denigrante dictadura comunista en Venezuela y Cuba, a esas madres, esposas, hermanas e hijas que han visto encarcelar, torturar y asesinar a sus seres queridos, manteniendo sus frentes en alto con dignidad y coraje, arriesgando sus vidas en su lucha por la democracia. Son las nobles Antígona criollas.

edgar.cherubini@gmail.com

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Ucrania y la “Ambigüedad estratégica” de Europa

Soldados ucranianos en la región de Zhytomyr, el 30 de enero de 2024. © Servicio de Prensa de la Presidencia de Ucrania/Vía Reuters

Ucrania y la “Ambigüedad estratégica” de Europa

Edgar Cherubini Lecuna

A diez años de la anexión de Crimea y a dos años de la invasión rusa, Ucrania sobrevive bajo una intensa lluvia de misiles y drones suicidas contra sus ciudades y ataques combinados en varios frentes que han segado la vida a 70.000 soldados, a 10.000 civiles y 10 millones de ucranianos desplazados, entre los que se encuentran 4.3 millones de niños. Según The Mines Advisory Group (MAG), en Ucrania, 250.000 kilómetros cuadrados están sembrados de minas. De terminar la guerra, se tardaría varios años en ubicarlas y desactivarlas para salvaguardar vidas y rebaños. Una terrible tragedia humanitaria en progreso.

La invasión a Ucrania dio inicio al plan de restaurar la influencia soviética mediante la creación del Proyecto Euroasiático, teniendo como aliados a países como Irán y China. Como bien lo expresara su ideólogo Alexander Dugin, promotor de la “supremacía de Eurasia para enfrentar la hegemonía espiritual de un Occidente decadente”. Siguiendo al pie de la letra la “estrategia del espejo”, Putin proyectó al mundo una Rusia cercada y amenazada por Occidente. Ignorando esta inversión de papeles, algunos analistas encontraron razones para respaldar su proceder al recrear la teoría geopolítica de la amenaza a su «espacio vital» o Lebensraum, desdibujando las verdades históricas. El derrumbe de la URSS no se debió a intentos de ocupación de Occidente a sus 22 millones de Km2, sino a causas internas de un régimen que implosionó en 1989, cuando los países ocupados en el Este de Europa, convertidos en carcasas de horror y vilezas, pusieron fin a su aislamiento del mundo y a la dictadura del oprobio. El derrumbe del comunismo no fue vivido como “la mayor catástrofe del siglo XX”, como argumenta Putin, sino como una ansiada liberación. La pertenencia o el deseo de integrarse a la OTAN respondió al principio de legítima defensa de esos países. Los que avalan las motivaciones de Putin olvidan que Rusia ha sido por décadas el promotor de la subversión y apoyo a las “no-repúblicas” que socavan las democracias occidentales.

La ambición imperialista rusa representa un riesgo inminente para el mundo ante sus amenazas de desatar una guerra nuclear. Esto último, nos recuerda los últimos días de Hitler, cuando percibió que la derrota era inminente promulgó el Decreto de Tierra Quemada: “Si nos destruyen, sepultaremos con nosotros al mundo, a un mundo en llamas”.  El de Putin, es el mismo vaciamiento de conciencia que llevó al nazismo a destruir a Europa y producir una mortandad de 70 millones de personas. Según Glucksmann, existe una matriz común entre el nazismo y el régimen soviético, al utilizar el terror como la última ratio en su estrategia totalitaria.  Como funcionario de la KGB durante la Guerra Fría, Putin se formó́ en los perversos protocolos del estalinismo que moldearon su visión de la política, de allí su poder y el de las mafias que sustentan su régimen basado en un terrorismo de Estado que ha asesinado uno a uno a los periodistas y líderes opositores.

Los ucranianos no desean vivir de nuevo la pesadilla soviética, por eso luchan con arrojo y patriotismo doblando la apuesta a su propia supervivencia en libertad. La situación es compleja, las Naciones Unidas (ONU), encargada de mantener la paz y el orden internacional no puede intervenir debido a que cualquier resolución del Consejo de Seguridad es vetada por Rusia y China, prerrogativa de los miembros permanentes aun siendo regímenes totalitarios. Apartando este sinsentido, la Unión Europea decidió intervenir, ya que Ucrania siendo un Estado reconocido por la ONU, tiene el derecho a recibir apoyo de otros países para su autodefensa. En relación con el envío de armamento a Ucrania, la OTAN ha demostrado vacilaciones y contradicciones al tratar de poner de acuerdo con los 30 países que componen la alianza, cuando ya es irreversible su involucramiento en la guerra. Sobre esto último, Élie Tenenbaum, director del Centre des études de securité (IFRI), afirma: “La condición de cobeligerante no existe en el derecho internacional, o eres parte del conflicto o no lo eres”. Algunos se refieren a este conflicto como una guerra por mandato o por encargo de Occidente, debido a que, sin formar parte de la UE ni de la OTAN y a costa del sacrificio de su pueblo, es Ucrania la que está defendiendo a Europa.

Destacados analistas coinciden en que, si no ocurrieran acontecimientos sorpresivos, en 2024 continuará la guerra de desgaste, mientras ambos bandos fortalezcan sus capacidades ofensivas y lo más importante, la dotación inmediata de armamento y municiones para Ucrania. Hemos observado el debate en el congreso de EE. UU. sobre si envían o no los 61 mil millones de dólares de apoyo militar a Ucrania en 2024, que solo contribuiría a reforzar la defensa de las actuales posiciones. German Padinger, afirma: “Desde hace dos años los ucranianos han estado peleando unidos, pero esa unión y esa voluntad no son infinitas, y el reclutamiento es cada vez más difícil a medida que el conflicto se estanca territorialmente”. (Estas son 9 revelaciones que ha dejado la guerra de Rusia en Ucrania tras dos años, CNNespanol, 25/02/2024). Sobre los imprevistos de esta guerra, Nona Mikhelidze, Senior fellow en el Instituto Affari Internazionali (IAI), expresa asertivamente: “Putin puede tener la tentación de apuntar a un miembro de la OTAN para socavar el Artículo 5 y la cohesión de la organización, basándose en que Estados Unidos sería reacio a acudir en ayuda de un aliado europeo. Es esencial comprender que la agresión de Rusia contra Ucrania no se limita a simples disputas territoriales, sino que afecta al corazón de la seguridad europea. Es vital reconocer cuanto antes esta realidad si queremos preservar la paz en nuestro continente”. (Grand Continent, 24/02/24).

Al finalizar la reunión de líderes europeos en París el pasado lunes 26.02, el presidente Macron declaró: “Francia no descarta, en caso necesario, de enviar soldados a suelo ucraniano. Nada debe ser excluido para alcanzar nuestro objetivo: Rusia no puede ni debe ganar esta guerra. Estamos convencidos de que la derrota de Rusia es necesaria para la seguridad y la estabilidad en Europa”. Macron, que debido a su ambigüedad ha perdido credibilidad en su propio país, se desayunó al día siguiente con un comunicado de la Casa Blanca señalando que “Estados Unidos no enviará tropas a luchar a Ucrania. El camino hacia la victoria es proporcionar ayuda militar para que las tropas ucranianas tengan las armas y municiones que necesitan para defenderse”. (BBC, 27/02/2024).  La oficina de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en un comunicado expresó que “el apoyo de Italia no contempla la presencia de tropas de Estados europeos o de la OTAN en territorio ucraniano”. También el secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg, descartó la presencia inmediata de tropas en Ucrania. “No hay planes de enviar tropas de combate de la OTAN al territorio ucraniano”, afirmó. Los gobernantes de República Checa, Suecia, Hungría y Polonia descartaron sus intenciones de enviar tropas. Alemania, desde el comienzo de este conflicto, se debate internamente sobre los alcances de la ayuda que deberían prestar a Ucrania; a sus indecisiones sobre el envío de tanques Leopard se une la reciente polémica desatada en el parlamento sobre el envío de misiles Taurus de largo alcance, ya que esto implicaría que Alemania “sería parte de esta guerra”. Por otra parte, Scholz rechazó las declaraciones de Macron: “No habrá tropas terrestres, ni soldados en suelo ucraniano enviados por países europeos o Estados de la OTAN, no tomarán parte activa esta guerra”.

Para el experto en política internacional Ulrisch Speck, el objetivo de Macron con estas palabras podría ser mantener una “incertidumbre estratégica” que ponga a Moscú en alerta. Mientras que para Pavel Aksenov de la BBC, las declaraciones de Macron sobre el envío de misiles de largo alcance y el despliegue de soldados cruzan “líneas rojas” implícitas que ahora existen. Por su parte, el Kremlin dice que “será inevitable un conflicto directo con la OTAN si los países aliados despliegan tropas en Ucrania”. Putin alertó sobre el uso de armas nucleares si esto sucediera.

Al escándalo desatado por las habituales ambigüedades e imprudentes declaraciones de Macron se unen las indecisiones y desaciertos de los líderes europeos que aún no adoptan una visión de conjunto ni una estrategia coherente sobre este conflicto que amenaza a Europa. Es insólito que se haya descartado la vía diplomática; esto se debe a que no cuentan con diplomáticos ni estadistas visionarios sino con un club de políticos inexpertos y de egos desmedidos. Ante cualquier decisión futura, habría que recordar y alertar que la Segunda Guerra Mundial arrojó la cifra de 70 millones de muertos en Europa sin la utilización de armas nucleares, que hoy esgrimen irresponsablemente los fanáticos nacionalistas rusos. Lo más lamentable es la inutilidad de la ONU, llamada a evitar la Tercera Guerra Mundial, que según el historiador Emmanuel Todd, ya comenzó.

edgar.cherubini@gmail.com

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Las noticias, la política y la incertidumbre de las langostas

Las noticias, la política y la incertidumbre de las langostas

Edgar Cherubini Lecuna

Un enorme desconcierto produce la incapacidad de la ONU de actuar en Ucrania y otros conflictos que asolan el mundo, cuando su objetivo es el de mantener la paz y la seguridad internacionales, así como la protección los Derechos Humanos. A esto se suman las infames declaraciones de sus altos directivos sosteniendo que Hamas es un “movimiento de resistencia”, justificando así los aberrantes ataques terroristas contra Israel el 7-O, sembrando dudas sobre la esencia neutral de la institución, hoy ocupada por Estados forajidos y miles de funcionarios de izquierda aliados del islam extremista por mandato de la “internacional progresista”, como es el caso de las sedes de UNRWA en Palestina, utilizadas como refugios de Hamas, donde decenas de sus funcionarios participaron en la masacre de civiles israelíes. Hay que añadir a estas inquietantes noticias, el despropósito de la desacertada política exterior norteamericana en Latinoamérica, especialmente en Venezuela, contribuyendo a crear incertidumbre sobre el futuro democrático de la región.

Pero, antes de continuar, repasemos algunas ideas sobre la incertidumbre. Comenzaré por citar a Werner Heisenberg, premio Nobel de Física, que en1932 enunció el llamado principio de incertidumbre, según el cual es imposible medir con precisión el valor de la posición y la cantidad de movimiento de una partícula. Por su parte, Stephen Hawking, en su Teoría del tiempo, dice: “Cualquier teoría física es siempre provisional, en el sentido de que es solo una hipótesis. A pesar de que los resultados de los experimentos concuerden muchas veces con la teoría, nunca podremos estar seguros de que la próxima vez el resultado no vaya a contradecirla”.

Si en Física las cosas no son absolutas, por el contrario, son inciertas, lo son más aún en la escala humana, pues nuestras pequeñas y a veces colosales incertidumbres cotidianas se han convertido en un inquietante modo de vida. Ante la falta de certezas, la gente se alimenta de ilusiones, como las langostas, que se sienten atraídas por un señuelo y no ven la nasa de red, la trampa que consiste en un cilindro que se va estrechando en forma de embudo invertido, de forma que cuando la langosta se introduce dirigiéndose hacia el cebo, cae en un depósito del que no puede salir, permaneciendo allí por días, hasta que es recogida, almacenada y posteriormente distribuida “viva” a los restaurantes.

A propósito de las langostas, su candidez es la causa de su irremediable destino, al igual que la nuestra, ya que mordemos el cebo de la irresponsabilidad de los políticos occidentales. De allí que, atónitos, sin que suscite ninguna reacción internacional, leamos las noticias en las que el régimen integrista iraní, siguiendo su dictado teocrático de sojuzgar a los infieles de occidente, continúa nutriendo a las organizaciones terroristas de Hamás, Hezbollah y Hutíes, mientras acelera el enriquecimiento de uranio para sus misiles balísticos que apuntan contra Israel, país al que ha jurado borrar del mapa. Sumemos a esto el ingreso de miles de yihadistas diluidos en la avalancha de emigrantes que diariamente penetran las fronteras de Europa y que engrosarán las redes terroristas enclavadas en el corazón de sus ciudades donde siembran el terror, cobijados a la sombra de la corrección política de los gobernantes de la UE, protectoras ONG y organizaciones políticas de extrema izquierda aliadas del islam. En este recuento de acontecimientos en tiempo real, no podemos pasar por alto el incremento exponencial de las matanzas de cristianos en África y Medio Oriente, sin que esto despierte ninguna reacción en Occidente, ni siquiera del Vaticano. Ni hablar de la impunidad con la que Putin revive el horror estalinista, envenenando uno a uno a los disidentes mientras avanza en su nuevo ideal hegemónico, avasallando a Ucrania y amenazando a Europa.

Retomando el tema de la incertidumbre, el periodista Guy Sorman atina al decir que el futuro no está escrito: “La política y la historia obedecen a leyes no escritas e imprevisibles y, en consecuencia, ingobernables e incontrolables. (…) El británico Karl Popper nos desaconsejaba predecir el futuro, ya que este, por definición, no existe. ¿Cómo podemos predecir algo que no existe? En el ámbito de la economía, Friedrich Hayek afirma que la economía obedece a tantas variables que nadie es capaz de controlarlos, y, por consiguiente, nadie es capaz de prever el orden futuro”. (Guy Sorman, El futuro no está escrito, 09/01/2024). Sin embargo, en enero de 2018, publiqué un artículo titulado “La incertidumbre de las langostas” que hoy estoy revisitando, en el que me adentraba en la ola de incertidumbre que en ese momento nos sumergían en la perplejidad y en la inseguridad. Sobre esto último, no dejó de ser significativa para mí una noticia que en ese momento había pasado inadvertida en medio de tantas superficialidades y calamidades globales. Se trataba de la inauguración del busto en bronce de Putin, engalanado con una toga de emperador romano, erigido al norte de San Petersburgo en 2015. Un despacho de la AFP daba cuenta de la ceremonia en la que se desveló dicha estatua y las palabras de apertura: “La imagen de un emperador romano es la de la sabiduría y esto corresponde al rol histórico de Vladimir Putin que logró unir Rusia y Crimea”. Rusia anexó por la fuerza esta península ucraniana a su territorio en marzo de 2014. Sin que me motivara ninguna pretensión de análisis geopolítico y solo por reaccionar a este simbólico presagio, escribí sobre su plan de restaurar la influencia soviética mediante la creación del “Proyecto Euroasiático, teniendo como aliados a países como Irán y China, para enfrentar la hegemonía espiritual de Occidente”, como bien lo venía expresando su ideólogo Alexander Dugin, promotor de “la supremacía de Eurasia sobre un Occidente decadente”. La invasión del ejército ruso a Ucrania el 24 de febrero de 2022, hizo que Europa y la OTAN despertaran desconcertados de su siesta, esta vez con el feroz dinosaurio gruñendo al pie de la cama.

A monument to Russian President Vladimir Putin is erected in Saint Petersburg. Monument is erected by a group of St. Petersburg Cossacks. (Photo by Sergey Nikolaev/NurPhoto)

En días recientes, la OTAN anunció la realización de maniobras defensivas, declarando la necesidad de prepararse para una guerra inminente, mientras en USA y en otros países de la UE se enfrentan opiniones sobre si continuarán apoyando esta guerra por encargo de Occidente. Los ucranianos no pueden enfrentar solos la maquinaria militar rusa, ni mantener por más tiempo su línea Maginot de trincheras, ni revertir el agotamiento de su pueblo al borde del colapso, ni podrán recuperar la Crimea. El retiro de sus tropas del frente de Avdiïvka esta semana es significativo. Las promesas de inscribirlo cuanto antes como miembro de la UE sufren tardanzas inducidas por el cinismo y la doble cara de los políticos europeos. La Unión Europea carece de estadistas y ha estado conducida por políticos anodinos que olvidaron la máxima de Flavio Vegecio (S. IV): Si vis pacem, para bellum, “Si deseas preservar la paz, prepárate para la guerra”. Para el historiador Emmanuel Todd la Tercera Guerra Mundial ya comenzó: “Esta guerra se ha vuelto existencial para los Estados Unidos: Ambos, Rusia y EE. UU., no pueden zafarse ni retirarse del conflicto. Por eso estamos ahora en una guerra interminable, en un enfrentamiento cuyo desenlace debe ser el derrumbe de uno u otro”. Pienso que, si Rusia llegara a Kiev sería la catástrofe, la guerra total.

Pero la incertidumbre se hace presente con énfasis en América Latina, donde impera la perversión y la corrupción de los carteles de la droga en las instituciones políticas, reeditando aberrantes dictaduras en Venezuela, Bolivia y Nicaragua, operadas por Cuba en su impune expansión subversiva contra las democracias desde hace 66 años, a escasas 90 millas (144 Km) de USA. La dramática crisis venezolana es el reflejo de una destructiva psicopatía política en la que 29 millones de personas subsisten en la más completa incertidumbre, sin poder ejercer sus derechos ciudadanos, sin medios de comunicación para expresarse, siendo rehenes de organizaciones criminales locales e internacionales. De ese esplendoroso país se han fugado 8 millones de personas, la mayor crisis migratoria del mundo. “Venezuela está al arbitrio de un juego de dados, de una suerte que puede o no llegar a su destino” (El Nacional, 17/01/2018).

En medio de un destino incierto para los habitantes de este planeta, hay quienes se preocupan por las langostas que se van a comer en el almuerzo. Por decreto, el gobierno suizo prohíbe a los cocineros sumergir langostas vivas en agua hirviendo, debido a que las langostas experimentan dolor cuando se las hierve. “Se debe aturdir a los crustáceos de antemano con descargas eléctricas o destrucción mecánica del cerebro, antes de arrojarlos en agua hirviendo”, dice la ley. Es probable que esta toma de conciencia se deba al relato Consider the Lobster (2006) del periodista estadounidense David Foster Wallace: “Incluso cubriendo la olla y alejándose de ella, puedes escuchar el chillido, el golpeteo y el chirrido de la langosta contra las paredes. O las zarpas de la criatura aruñando la olla tratando de salir. En otras palabras, la langosta tiene mucho de ti y de mí si nos arrojaran en agua hirviendo”.

Gracias a los suizos, ya existe una certeza para las langostas de poner fin a su cruel incertidumbre antes de ser cocinadas, sin duda habrá esperanza para nosotros los humanos de ponerle fin a la nuestra antes de que nos engullan los ogros totalitarios.

El filósofo Fernando Savater, que debido a su posición crítica contra la izquierda “progresista” acaba de ser expulsado del diario El País, España, en un artículo titulado Incertidumbre, afirmaba: “El principio de incertidumbre de Heisenberg, en física cuántica, dice que no se puede conocer al mismo tiempo la posición y la velocidad de una partícula elemental. De modo semejante, el sabio no logra conocer la conjunción de su situación histórica y el vértigo acelerado de sus descubrimientos. Y quizá tampoco ninguno de nosotros sepa determinar juntamente dónde está y a dónde va en este mundo hermoso y atroz”.

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La ética como ejercicio de la libertad

Guerrero griego, ilustración en una vasija del siglo VIII A.C. Enciclopedia britanica

La ética como ejercicio de la libertad

Edgar Cherubini Lecuna

En este presente desacertado y dramático, de corrupción, de miseria omnipresente y de violencia ciega, hablar de la ética puede parecer incongruente, inapropiado o incluso provocador, casi un escándalo. En el discurso político es raro escuchar hablar de la ética como principio generador de valores como son la dignidad, la verdad, la justicia, la igualdad, la responsabilidad, la compasión, el bien y la libertad como ideales sociales. Por el contrario, estamos viviendo una peligrosa declinación de los valores occidentales y en parte se debe a la pérdida del consenso ético sobre la aspiración al Bien, que solo es posible lograr mediante el ejercicio de los derechos humanos en democracia y de la subordinación de la política a la ética. Fomentar la capacidad de sinergia para trazar un rumbo hacia nuevos paradigmas, solo se logrará rescatando los valores morales y adoptando una actitud ética como único terreno sólido desde donde tomar decisiones.

Esta reflexión en voz alta nos lleva a indagar sobre sus orígenes. La palabra ética se deriva del griego antiguo ēthikós (ἠθικός), que significa «El carácter de uno», que a su vez proviene de la palabra raíz êthos (ἦθος) que significa «naturaleza moral».  El gran paradigma de la educación griega fue el de establecer un ideal para la moral del hombre: la aspiración al Bien y la Belleza, sí, la belleza también debe ser una aspiración social. Platón (S. V a.C) afirmaba que “la Belleza es englobante y unificadora” y definió el Bien como, “aquello que eslabona todo el universo sensible e inteligible, lo material, las ideas y las representaciones de éstas, la tierra, los astros, el hombre, la política, las ciencias”.  Pero esta aspiración no nacía del azar, sino que eran producto de una disciplina consciente, condensada en el concepto de Areté o Virtud.

En la Ilíada, Homero (S. VIII a.C) cuenta la historia de Héctor, el mejor guerrero de Troya, quien decide defender a su ciudad del invasor.  El concepto de Areté o Virtud, es empleado aquí por Homero para designar la excelencia humana, es decir, los rasgos de carácter que hacen la diferencia entre un hombre noble y un hombre ordinario. Como expresa Fernando Savater, “Héctor era un hombre como los demás, que ha podido enfermarse o escaparse, más aún venderse al enemigo, sin embargo, se decidió por lo más difícil ¿por qué? porque era un hombre libre, capaz de elegir su forma vida; en otras palabras, Héctor era un hombre con “ética”. 

Según Werner Jaeger (Paideia, 1962), la fuerza de la nobleza se halla en el hecho de despertar el sentimiento del deber frente al ideal. La actitud del guerrero griego no significa solamente el vencer a un adversario, sino el mantenimiento de la Areté conquistada tras el rudo dominio de las pasiones, sometidas a una constante exigencia de conducta. Por lo tanto, Areté y honor estaban unidos indisolublemente. El honor no como vanidad, sino como medida de valor por el mérito alcanzado. Aristóteles (S. IV a.C) se inspira en este modelo cuando afirma en su Ética a Nicómaco: “todo lo que nos da la naturaleza lo recibimos primero como potencialidades, que luego nosotros traducimos en actos (…) Quien se estima a sí mismo, debe ser infatigable en su heroísmo moral y, de ser necesario, abandonar todo para apropiarse del Bien y la Belleza”. En otras palabras, esos valores los tenemos en potencia dentro de nosotros y la clave para hacerlos surgir, reside en nuestra actitud, en las decisiones y acciones que emprendamos.

La Moral (de la raíz Mori: costumbre) tiene que ver con los valores que aceptamos como válidos en nuestra sociedad. Ética es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y por qué decidimos actuar en consecuencia. El ser responsable consigo mismo es el verdadero ejercicio de la libertad, es entender que cada uno de mis actos me va construyendo, me va definiendo, me va inventando, al elegir lo que debo hacer voy transformándome poco a poco, todas mis decisiones van dejando huella en mí mismo y en la sociedad que me rodea. 

Aristóteles en su Ética a Nicómaco, reafirma el concepto ético de la manera siguiente: “Tanto la virtud como el vicio están en nuestro poder.” Al poder decidirnos por la virtud, ejercemos nuestra libertad, nuestro poder, agregando luego una frase terminante: “No se puede ser libre por otro”.

Virtud, Ética y Libertad son conceptos inseparables. La palabra Virtud deriva etimológicamente de la raíz “vir”, la fuerza viril del guerrero, el rigor y temple que se imponen en el combate físico y ético. Octavio Paz, lo resume magistralmente: “la libertad no es una filosofía y ni siquiera es una idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, en ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: “Si” o “No”. 

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La izquierda antisemita aliada de Hamas

Manifestaciones antisemitas promovidas por el islamismo y la izquierda radical en las principales capitales del mundo

La izquierda antisemita aliada de Hamas

Edgar Cherubini Lecuna

Tras los ataques de los Hutíes del Yemen y los avances de Hezbollah en el Líbano, se abren nuevos frentes contra Israel en Oriente Medio, mientras Irán amenaza con intervenir en Gaza directamente, ya que esta teocracia es el soporte principal del terrorismo en Gaza y en esa convulsionada región. Tomando ventaja en este escenario geopolítico volátil y complejo, la izquierda radical promueve en Europa y las Américas una ola de antisemitismo a nivel global, no solo en Europa y EE. UU. sino también en países lejanos como Colombia y Chile, que han llamado a sus embajadores en Israel para consultas, a los que se suma Bolivia, al romper relaciones con Israel, como lo hiciera Chávez y Evo Morales en el 2006. No es de extrañar la posición de Bolivia en este conflicto ya que, bajo la tutela de Luis Arce, factótum de Evo Morales, los ministros de defensa de Bolivia y del régimen terrorista de Irán firmaron en el mes de septiembre un memorándum de entendimiento para ampliar la cooperación bilateral en el campo de seguridad y de defensa en el que Irán ofrece a Bolivia “tecnología militar avanzada” (¿coincidencia?). La estrecha relación con Irán la comenzó Evo Morales a pedido de Cuba y Venezuela durante el gobierno de Chávez.

Al oscurantismo y al terror islamista se han plegado una legión de políticos, intelectuales y medios sesgados de una izquierda delirante que ha adoptado al islam como su nuevo proletariado. En Europa se rasgan las vestiduras ante la respuesta defensiva de Israel, pero han sido incapaces de condenar las viciosas masacres cometidas por Hamas en los Kibutz fronterizos a Gaza y la lluvia de misiles que a diario lanzan contra sus vecinos, ni pronunciar palabra alguna sobre la utilización de civiles palestinos como escudos humanos o de hospitales y campos de refugiados como plataformas de lanzamiento de sus rockets. Pero esa impostura tiene sentido ya que es producto de una estrategia global de la izquierda y las variopintas dictaduras caribeñas, en franca alianza con las teocracias islámicas enemigas de la democracia y de la cultura occidental.

La guerra justa (Ius ad bellum) contra Hamas que ha emprendido Israel ha sido el pretexto perfecto para revivir el antisemitismo arraigado en la izquierda radical europea. Como bien apunta el filósofo Luc Ferry (Judéophobie, comprendre la nouvelle donne, Le Figaro, 02/11/2023), en Europa los actos antisemitas violentos proceden abrumadoramente de los islamistas, “(…) añadiendo una nueva forma de judeofobia, la del wokismo y el “islamoizquierdismo”, a cuyos ojos el musulmán ha sustituido al proletario en el papel de oprimido. Esta judeofobia se basa en la idea de que el sionismo es el último avatar del colonialismo occidental y racista respaldado por el neoliberalismo estadounidense, principal apoyo de Israel, de modo que el sionismo combinaría todo lo que odia la extrema izquierda. (…) El odio a Israel evidenciado por las palabras de Jean-Luc Mélenchon o Antonio Guterres es despreciable. Cualesquiera que sean los gravísimos errores cometidos por Netanyahu, me hacen vomitar quienes hacen de Hamás un movimiento de “resistencia” (Guterres et Mélenchon dixit) y se niegan a calificarlo de “terrorista”. El fenómeno es grave, está creciendo en lo que llamamos el “tercer mundo”, así como en la extrema izquierda que ve a los palestinos como los nuevos “condenados de la tierra” (Ferry hace alusión al libro faro de laizquierda en la década de 1960: Les damnés de la terre de Frantz Fanon). Los occidentales no sólo deben dejar de considerarse el centro del mundo, sino que también deben comprender que no se trata «sólo» de un resurgimiento de las viejas caras del antisemitismo, porque esta nueva judeofobia está alimentada sobre todo por el odio a Occidente”.

En Europa y especialmente en Francia y España, junto a los “guardianes del templo” comunista, conviven intelectuales y dirigentes que apoyan sin ningún pudor a los regímenes dictatoriales y corruptos de Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela, países que integran la nueva internacional comunista del Foro de São Paulo y su fachada política denominada Grupo de Puebla, constituida por la izquierda radical continental, guerrilleros, narcotraficantes y grupos terroristas como Hezbollah y Hamas, que campean a sus anchas en esos tristes trópicos. El apoyo de esa izquierda a organizaciones terroristas palestinas y a los desmanes totalitarios de los caudillos caribeños es una pulsión que florece y da sus frutos en el terreno de la psicopatía política o de la delincuencia organizada. A fin de cuentas, es una izquierda que tiene en su cabeza un Gulag, un pogromo o una Kalashnikov, obedeciendo a un mismo guion, siendo incapaz de desprenderse de sus camisas de fuerza ideológicas.

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El poder devastador de las palabras

Terroristas de la brigada Izz al-Din al-Qassam de Hamas que atacaron a Israel

El poder devastador de las palabras

Edgar Cherubini Lecuna

Pensaba que no volvería a escuchar la palabra Pogrom, pero desde el siete de octubre, después de las masacres cometidas por Hamas en Israel, los medios de comunicación imparciales pronuncian esa terrible expresión. Históricamente, el término se refiere a los ataques violentos y asesinatos cometidos contra comunidades judías en Alemania y Rusia. Basta con recordar la violencia orquestada en calles y barrios judíos, conocida como la Kristallnacht o “la noche de los cristales rotos”, una serie de linchamientos y ataques combinados ocurridos en la Alemania nazi y también en Austria, durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, así como otros pogromos cometidos por los Einsatzgruppen o “equipos móviles de matanza” que complementaban la política nazi de eliminar sistemáticamente a comunidades judías de la faz de la Tierra. La etapa superior de los pogromos fue la creación de los campos de exterminio donde fueron asesinados más de 6 millones de judíos, incluyendo 1.500.000 niños.

En relación con este nuevo pogromo del 7 de octubre en la frontera con Gaza, no solo fueron los terroristas de Hamas los que perpetraron los ya conocidos y documentados crímenes y actos de sadismo en los Kibutz vecinos a la frontera, sino que centenas de civiles palestinos, la mayoría jóvenes, se unieron a los atacantes, apoyándolos en la matanza y saqueos. Algunos de ellos hablaban hebreo, tenían permisos para trabajar en los Kibutz fronterizos y conocían perfectamente a las familias que los empleaban porque éstas creían profundamente en el diálogo pacífico y en la convivencia con los palestinos. Pero, antes de seguir, defino el término Kibutz para quienes no están familiarizados con él. Un kibutz es una comuna agrícola que se guía por valores de responsabilidad social y comunal, igualdad y cooperación. Se trata de una sociedad voluntaria en la que las personas viven de acuerdo con un contrato social específico, basado en principios igualitarios y comunitarios bajo la premisa de que todos los ingresos generados por el kibutz y sus miembros van a un fondo común. Esos ingresos se utilizan para gestionar la comunidad y realizar inversiones. Estas comunidades surgieron a principios del siglo XX, cuando grupos de sionistas socialistas llegaron a la región para construir un Estado judío. Actualmente existen cerca de 270 kibutz en Israel y están ubicadas en zonas fronterizas con Cisjordania, Gaza, Siria y Líbano.

El sábado 7 de octubre, durante la festividad judía de Simchat Torá, Hamas lanzó un ataque coordinado contra varios Kibutz, mientras masacraban a 260 jóvenes que celebraban un festival musical ¡por la paz con Palestina! Las chicas fueron violadas y posteriormente quemadas, otros fueron secuestrados y llevados a Gaza, donde Hamas ofrecía recompensas de 10.000 dólares por cada rehén. Se estima que Hamas mantiene secuestradas a más 250 personas. La buena voluntad de los granjeros israelíes de ofrecerle oportunidades de trabajo, educación, asistencia médica y superación a los palestinos, integrándolos a sus comunidades, pensando en la convivencia pacífica con sus vecinos que a diario se trasladaban desde Gaza, fue vilmente traicionada. La lección de esta tragedia es que, al religioso fanatizado, es imposible llevarlo al terreno del diálogo y de la negociación. En los Kibutz, los terroristas actuaron con sadismo, violando a niñas y jóvenes, decapitando bebés y mutilando a niños frente a sus padres. El mayor Doron Spielman de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), declaró: “Así como Auschwitz fue el símbolo del Holocausto, el Kibutz Be’eri será el símbolo de este pogromo”.

Los hombres y mujeres que forjaron unas granjas modelos y transformaron el desierto en campos florecientes, abriendo sus brazos y brindando oportunidades a palestinos, se encuentran hoy en contenedores refrigerados apiñados junto a miles de cadáveres, entre éstos, los restos carbonizados que muestran, gracias a una tomografía computarizada, los restos de un padre y un niño que fueron atados y quemados vivos por los terroristas.

Recordemos que Hamás, pasando por encima de la Autoridad Palestina, no reconoce la existencia del Estado judío y se ha trazado como objetivo su aniquilación, reflejado claramente en los artículos de su Constitución, aprobada en 1988, documento que revela el fanatismo de esta organización. El Preámbulo de ésta, expresa: “Israel existe y seguirá existiendo hasta que el islam lo extermine, tal como ha exterminado a otros anteriormente”. En el Artículo Siete: “Hamás es uno de los eslabones en la lucha contra el invasor sionista. El Profeta ha dicho “El Día del Juicio Final no llegará hasta que los musulmanes maten a todos los judíos que se esconden detrás de piedras y árboles. Las mismas piedras y árboles dirán, ¡Oh, musulmanes! Hay un judío detrás de mí. Ven y mátalo”.

La guerra deteriora unas palabras y hace fuerte a otras. Podríamos evocar hoy al dramaturgo Arthur Adamov (1908-1970), cuando afirmaba que las palabras no son inmortales ni invulnerables. Las palabras, como los hombres, sufren, se enferman, unas sobreviven, otras no tienen salvación y mueren. La palabra pogromo, que creíamos desaparecida, revivió en Israel el pasado 07 de octubre junto a las palabras “odio” y “muerte”. No permitamos que las palabras “libertad”, “democracia”, “justicia”, “paz”, “honor”, “dignidad”, “verdad”, sufran, se deterioren o desaparezcan. Frente al mal, el horror y el silencio que éste impone, nos vemos impulsados a afirmar nuestra humanidad y nuestra dignidad armados de palabras, como un dictado infalible de nuestra propia supervivencia espiritual, moral y cultural en el ejercicio de nuestra libertad y de nuestros valores.

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¿Es posible dialogar y pactar con tu verdugo?

La Yihad o guerra santa contra los infieles pretende la creación de un califato mundial.

¿Es posible dialogar y pactar con tu verdugo?

Edgar Cherubini Lecuna

El choque de las civilizaciones que planteó Huntington (The Clash of Civilizations, New York, 1996), se ha intensificado a niveles dramáticos, ya que el único objetivo que se ha propuesto el islam es el de conquistar el mundo a sangre y fuego. La historia ha comprobado que la religión es un elemento movilizador más eficaz que el nacionalismo. La noción de “choque de civilizaciones” ideada por Toynbee y popularizada por Huntington, está siendo alimentada por la variable de la guerra religiosa dentro de la concepción de la Yihad o guerra santa contra los infieles, que pretende la creación de un califato mundial.

Las amenazas de Irán y los ataques de organizaciones terroristas contra Israel conducidos por Hamas, como el sucedido el siete de octubre en la frontera con Gaza, tienen la intención de exterminar a los judíos y hacer desaparecer del mapa a Israel, extendiéndose por igual a los cristianos en el Medio Oriente, África y Europa, blancos de ataques y masacres. Como bien lo afirmó el periodista Thierry Desjardins: “Este odio hacia los cristianos ya no se trata de una cuestión de fe, atacando las iglesias, a sacerdotes y fieles, los islamistas pretenden destruir la civilización occidental, la democracia, lo que ellos llaman el neocolonialismo, los derechos del hombre, la igualdad entre hombres y mujeres, el progreso como nosotros lo concebimos”. (Le Figaro, La guerre de religion a comencé, 03/01/11).

Occidente no ha entendido aún que los fanáticos de las organizaciones terroristas islámicas libran una guerra mística. La teología musulmana en sus Jadiz proclama que un mesías llamado el Mahdi o Soberano de los Últimos Días implantará el reino del islam en la Tierra. Los yihadistas afirman que ya se cumplió la profecía y se encuentra a la cabeza de los combatientes en el mundo. Esto ha sido una de las razones esgrimidas por imanes y dirigentes de la Yihad como un atractivo anzuelo para el reclutamiento de miles de jóvenes de todas las capas sociales de la población musulmana mundial. Nos encontramos ante una creencia muy arraigada en el milenarismo musulmán, que habla del fin de los tiempos y la instauración del reino o sociedad islámica perfecta en la tierra antes del Yaum al-Qiyamah o día del juicio final, por eso han acelerado el comienzo del apocalipsis. Cuando observamos a estos fanáticos destruyendo cruces, quemando iglesias y bibliotecas, demoliendo los museos, degollando y quemando vivos a los cristianos o a quienes no se plieguen a sus creencias, en realidad están despejando el camino para el Mahdi y la refundación del mundo. No pasemos por alto que tanto Irán como su brazo armado, la temible Hezbollah, proclaman la llegada de El Mahdi. Los extremos del integrismo Chiita y del extremismo sunita se unen al beber de la misma fuente, el Corán, interpretándolo a su manera ambas facciones desean destruir la cultura y civilizaciones occidentales.

Las recientes decapitaciones de maestros y las terribles masacres de años recientes en Francia son apenas muestras de la escalada de violencia organizada en la mundialización de la Yihad, con el propósito de desatar los demonios de una guerra de religiones. Según Toynbee (Guerre et civilisation, Gallimard, 1962), las guerras religiosas son el punto de quiebre de los sistemas: “Significativamente las líneas de fractura entre civilizaciones son casi todas religiosas. Son los primeros empujones que una civilización le da a otra, la que a su vez responde de la misma forma y así sucesivamente hasta que una de ellas termina paralizada o derrotada”.

En los últimos años, Francia ha sido el blanco de cruentos atentados yihadistas, siendo asimismo el escenario de una temeraria y franca relación de la extrema izquierda con el islamismo. Los que no piensen como los extremistas de izquierda son unos “fascistas”, “ultraderechistas”, “racistas”, “islamofóbicos”. Son incapaces de pronunciarse contra el reclutamiento y utilización de “niños-bombas” por Hezbollah o de civiles como escudos humanos por Hamas en Gaza mientras lanzan misiles sobre Israel, amén de guardar un silencio cómplice ante los ataques terroristas en su propio país o afirmar, tras la reciente masacre de familias enteras en la frontera con Gaza, que “Hamas no es una organización terrorista” (Melenchon dixit). Para Pascal Bruckner, el odio a Israel y el apoyo a la causa palestina dirigida por los terroristas de Hamas, se han convertido en símbolo de la nueva lucha de liberación: “Un pensamiento de izquierda, huérfano de ideales, ha encontrado en el islam un substituto a la idea del ‘proletariado’ y un ‘modelo revolucionario’. Además, el carácter antioccidental del islam les procura el aura de una religión del Tercer Mundo”. (Pascal Bruckner, Un racisme imaginaire, 2017). 

Pierre Vermeren, historiador de la descolonización de Argelia, escribe sobre la “política del avestruz” de los dirigentes franceses: “El caso francés, después de los atentados de Mehra en marzo de 2012 (joven musulmán, francés de segunda generación, que asesinó a niños judíos en un kínder disparándoles a la cabeza), ilustra la exitosa estrategia de los terroristas: islamización y conversión, radicalización religiosa previa al paso a la acción, banalización del crimen y del horror, frivolidad de la élites mediáticas y de los notables, compasión y cultura de la excusa de parte de sociólogos mediatizados, cobardía de la élites políticas”. (Face au terrorisme, il faut arrêter la politique de l’autruche, Le Figaro, 20.08.2017). 

En Occidente, tanto la miopía de los analistas by the book, como la ceguera de sus políticos han obviado lo que Graeme Wood, califica de una metodología profética: “La religión predicada por sus seguidores más fervientes se deriva de las interpretaciones coherentes de los eruditos del Corán y de las enseñanzas del islam. Prácticamente todas las decisiones importantes y la ley promulgada por el Estado Islámico se adhieren a lo que denominan ‘la metodología profética’, que es detallada meticulosamente en sus pronunciamientos y en su propaganda, significando y proyectando así la profecía y el ejemplo de Mahoma. Los creyentes musulmanes pueden rechazar el Estado Islámico, muchos lo hacen, pero pretender que no es un grupo religioso y milenarista es obviar la realidad, generando falsas interpretaciones en Europa, y a los Estados Unidos a subestimarlo, estableciendo necios esquemas para contrarrestarlo”. (Graeme Wood, What ISIS Really Wants, The Atlantic, March 2015).

La realidad es que estos psicópatas asesinos sumidos en el oscurantismo del siglo VII, se creen los agentes del apocalipsis. Su estrategia se engendra en una teología que alienta a sus combatientes invisibles diseminados por todo el mundo, a apuñalear y degollar a los infieles en las calles, iglesias, escuelas, mercados y museos, a accionar el gatillo de la Kalachnikov del fin de los tiempos y engrosar así el ejército de mártires guiados por El Mahdi. Se trata de una batalla mística por Alá y la instauración del Reino del Islam sobre la Tierra. ¿Cómo luchar contra un ejército con un concepto metafísico de la guerra, dirigido por un ser mítico?  En Occidente proliferan los idiotas útiles transformados en colaboracionistas del islamismo radical, incluyendo a sus “dirigentes” democráticos que continúan alimentando el buenismo, el multiculturalismo y la política del avestruz. Al religioso fanatizado, es imposible llevarlo al terreno de diálogo y de la negociación, es como intentar convencer con argumentos filosóficos y humanistas al verdugo que ya alzó el hacha para decapitarte. Para Francia, como para cualquier otro país occidental, se plantea de nuevo el dilema que Churchill resolvió al afirmar: “Nunca debes intentar pactar con los que te han declarado la guerra”. 

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Los chamanes y el reencantamiento del mundo

Máscara ritual de un chamán del pueblo Yupit, Alaska, s. XIX. Musée des explorations du monde, Cannes, France.

Los chamanes y el reencantamiento del mundo

Edgar Cherubini Lecuna

Para el pensamiento chamánico, el mundo visible está dominado por fuerzas o espíritus invisibles que influyen o afectan las vidas de los integrantes de una comunidad. La palabra chamán proviene de la lengua tungús šamán, hablada en Manchuria y Siberia oriental, contiene la raíz sha-, que significa ‘saber’. El shamán sería entonces ‘el o la que sabe’. Su origen se ubica en la lengua palí hindú, śamana, y del sánscrito śramana: ‘asceta’, ‘sabio’, ‘vidente’.  El historiador Mircea Eliade (Shamanism, Archaic Techniques of Ecstacy, 1964), sostiene que el chamanismo es una antigua religión superviviente del Paleolítico, siendo progresivamente marginado con la propagación del monoteísmo, cuando el cristianismo se impuso sobre las religiones griega y romana.

Al poderse comunicar con los espíritus y las energías presentes en la naturaleza, mediante trances ayudados por cantos (mantras) o mediante la ingestión de plantas alucinógenas, los chamanes actúan como “mediadores” en su comunidad, al poder trasladarse y comunicarse con otras dimensiones, invisibles para el humano común. Sólo para citar un fragmento del entramado de creencias de los Yanomamis del alto Orinoco, cada uno de los habitantes del shabono tiene su non-eshi, alter ego o doble espiritual, que habita en las entrañas de la selva; por eso, cuando un Yanomami se enferma es porque en algún lugar, se ha caído una cría de su nido, o un animal se encuentra herido o sufriendo. De allí que la comunidad en pleno, guiada por el chamán, se dedique a buscar en la intrincada foresta la causa del padecimiento de uno de sus miembros. Es como si el entorno vegetal, animal o mineral se convirtiera en una extensión del cuerpo del chamán, en un medio para avanzar en los intangibles senderos de su práctica. El prestigio del chamán deriva directamente de su poder de sanación, al poder convertir a los espíritus de la naturaleza y de los hombres en sus aliados, para poder restaurar la armonía entre el hombre, el mundo espiritual y el mundo físico.

Yanomami preparándose para una ceremonia en el patio del shabono

En la etnia Yeküana, donde aún sobrevive la figura del chamán, éste tiene el poder de transformarse en jaguar, capaz de moverse libremente en la tierra, en el agua o trepar árboles para observar el entorno y proteger a su comunidad. Algunos chamanes Yeküana logran entrar en trance observando los diseños geométricos tejidos en sus cestas. En el libro Simbología de la cestería ye’kwána, portal hacia un mundo paralelo (2019), Charles Brewer aporta sus observaciones de campo: “La razón por la que los ye’kwána se empeñan en tejer algunos de estos complicados diseños con remolinos awídi, es que éstos pueden ser contemplados a manera de mandala para generar trances hipnóticos, especialmente a los fhíwai o chamanes, con el fin de que su akáto o espíritu pueda superar en menor tiempo el portal que lo separa de un mundo paralelo”.

Cesta tejida ye’kwána con diseños de remolinos awídi que generan trances hipnóticos. Charles Brewer-Carías,  Simbología de la cestería ye’kwána, portal hacia un mundo paralelo (2019).

Esto nos lleva a reflexionar sobre la relación del individuo con el mundo. En los estudios de Philippe Descola (Les natures en question, 2017) encontramos una aproximación acertada a la dicotomía individuo-naturaleza impuesta en nuestra cultura. Este antropólogo y profesor del Collège de France afirma que “la modernidad se construyó sobre la idea de una división fundamental entre naturaleza y cultura, entre humanos y no humanos, entre el mundo y el espíritu”. Somos herederos de una antigua concepción naturalista, característica de Europa, que establece una separación radical entre naturaleza y cultura, que consiste en hacer de la naturaleza un objeto autónomo que los humanos pueden controlar y poseer. En esta visión, enraizada en las sociedades occidentales, está el origen del problema de separación del individuo y su relación original con la naturaleza, al ver a ésta sólo como un objeto de explotación y beneficio.

La dicotomía o separación entre el individuo y el mundo físico, la aborda el filósofo japonés Daisaku Ikeda, uno de los más destacados exponentes del budismo en el siglo XX, al hablarnos del principio del Esho Funi, concepto que expresa la inseparabilidad del individuo y el medio ambiente.  La vida (sho) y su entorno (e) son inseparables (funi). Ello a su vez implica que, aunque percibimos las cosas que nos rodean como separadas de nosotros, existe una dimensión de nuestra vida que es una con la naturaleza. En el nivel más esencial, no hay separación alguna entre nosotros mismos y nuestro entorno: “Cada vida humana, junto con su ambiente, participa de la fuerza vital fundamental del cosmos. El ambiente individual toma forma como ambiente objetivo. La existencia subjetiva y el ambiente objetivo constituyen una sola existencia. Es inconcebible que esta existencia pueda ser dividida en dos. La formación de una vida humana como existencia subjetiva es idéntica con la formación del ambiente de esa vida. No es posible separarlas, como no lo es separar el crecimiento y el desarrollo de plantas y animales del mundo en que viven” (Daisaku Ikeda, La vida un enigma, Emecé, 1984). Si en occidente nos educan a percibir la naturaleza como algo que está allí afuera, completamente distinta y separada de nosotros, la filosofía budista aporta un sustancial concepto sobre la inseparabilidad del individuo y el medio ambiente.

En el Amazonas venezolano, la filosofía de vida de los Yeküana y su cosmovisión se asientan en una integración indivisible entre individuo y su medio ambiente. Lo mismo ocurre con los Yanomamis, en su concepción de la vida, cada individuo y todos los seres sean animales o vegetales son en sí portadores de una energía que forma parte de una fuerza vital universal común a todo lo que existe. Estos dos pueblos, hoy amenazados por la voracidad minera, han sobrevivido por miles de años en las selvas al sur del Orinoco en perfecta armonía con ese inmenso mundo vegetal.

Shaman Inuit de Alaska, Circa 1937. Alaska Museum of Natural History.

En mi búsqueda personal sobre este tema, el pasado mes de julio visité el Museo de las Exploraciones del Mundo (MEM), en el puerto de Cannes, para admirar Chamanes, dialogues avec l’invisible, una formidable colección de objetos ceremoniales provenientes de los cinco continentes. En el catálogo de la exhibición, el antropólogo Jeremy Narbi, expresa su visión sobre el chamanismo al afirmar que, en su afán de objetividad, nuestra sociedad ha separado a los humanos de las otras especies. “Los humanos aparecen entonces como los únicos “sujetos” verdaderos, mientras los otros no son sino simples objetos. Dentro del concepto que motiva a los pueblos ancestrales y a sus chamanes, los otros seres que nos acompañan en este planeta son igualmente “sujetos” con los que tenemos un vínculo de parentesco (nuestro ADN lo comprueba). La vía chamánica nos permite aprender de nuevo a conocer el mundo, a reconectarnos con los otros seres que lo pueblan. Es una manera de ‘reencantar’ el mundo”.

Una de las cualidades chamánicas es la de percibir y comprender el lenguaje de la naturaleza. Entre los fascinantes objetos que componen dicha muestra, observé en un enmarcado de taxidermia, la colorida Uranie (Chrysidiria rhipheus), una de las más vistosas mariposas del mundo, formando parte de esa colección de objetos rituales, ya que para los chamanes malgaches de Madagascar, es considerada el “alma” de sus ancestros, quienes se presentan en la forma de este lepidóptero para transmitirles, con sus giros danzantes en el aire, mensajes desde otra dimensión, que ellos leen, interpretan y traducen a su pueblo. No es de extrañar su semejanza con la religión griega. La palabra psyche, significaba “alma” y la figura de esta deidad era representada con alas de mariposa. Para los griegos el alma se alejaba volando del cuerpo, como una mariposa de su crisálida.

En la cultura malgache, los ancestros se aparecen en forma de mariposas. Musée des explorations du monde, Cannes, France.

Nunca es tarde para un cambio de perspectiva y cuestionar nuestros paradigmas aprendidos. Es necesario realizar cambios en la educación y promover la reflexión sobre el concepto de unidad persona-naturaleza, individuo-mundo. Mientras no se entienda este principio fundamental, continuará inexorablemente la dramática destrucción de la biodiversidad y de los ambientes donde habitan culturas de avanzada filosofía de vida que viven en armonía con el planeta. Chamán, shaman, sramana, el asceta, el vidente, el conector de mundos, el caminante de las esferas invisibles, el hombre-medicina, el que conoce el sendero hacia otras dimensiones; en todas las formas en que son mencionados, los chamanes son los depositarios de una sabiduría ancestral en peligro de extinción.

edgar.cherubini@gmail.com

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